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Es tiempo de esperar. Es el momento de un proceso lento, tranquilo, en el que sin descuidar la sidra, hay que dejar que la flora autóctona de la bodega haga su labor para convertir la sidra de cada llagar en única. Es el momento de que fermente poco a poco, sin prisas, como se hacía antaño.

En nuestro llagar en Lavandera, Gijón, los días pasan con los ojos puestos en los grandes toneles de madera que ya utilizaban nuestros antepasados hace más de 50 años para la fermentación de la sidra. En su interior el mosto se convierte en sidra pero, para ello, necesita unas condiciones cuidadas por nuestros expertos llagareros.

La temperatura de los toneles es clave para el proceso. En nuestro llagar uno de los métodos utilizados para regularla es abrir sus portones durante las noches de invierno. Así conseguimos que el frío de la ‘xelada’ baje esos grados de más y tengamos la temperatura perfecta para que la sidra siga su curso. Aunque no es la única de las atenciones de este tiempo.

En Sidra Trabanco cada día probamos la sidra y llevamos a cabo análisis sensoriales de calidad para ver cómo va evolucionando poco a poco. Así pasamos los meses de invierno, cuidando y mimando nuestra sidra pero también dejando que la magia de la fermentación haga su trabajo. 

Tras este periodo llegará el momento más esperado: nuestra Sidra Sobre La Madre ya estará lista. Será entre finales de abril y principios de mayo cuando esta sidra totalmente virgen que ha estado reposando en los mismos toneles desde el principio junto a las propias lías de la manzana se pueda comenzar a disfrutar. Esta sidra con aromas intensos y frutales y con sabores suaves y, a la vez, marcados, es la preferida de muchos que esperan con gran ansia su llegada.

Hasta entonces en el llagar asturiano ponen todo su empeño por cuidar esos toneles con años de tradición donde fermenta la sidra de nuestros días.